Manos que calman.
¿Técnica Alexander? ¿Qué es eso?
Hace mucho tiempo atrás, padecía de muchos dolores, sobretodo en la espalda y el cuello. Mi espada, tal como la definió un buen amigo, era “un campo de minas”. Si alguien me tocaba la espalda, fuese donde fuese, yo saltaba de dolor… Fue a raíz de este malestar que acudí a varios terapeutas, masajistas y un sinfín de profesionales. Alguien, me recomendó la técnica Alexander. No sabía nada de ella, simplemente me la recomendaron y, un poco a ciegas, acudí a un profesor…
El sutil toque de las manos…
En mi primera clase me sorprendió la calidez de de las manos del profesor. Eran unas manos que invitaban a relajarme, amables, tranquilas. Parecía que poco a poco, sutilmente iban guiando mi cuerpo hacia un lugar desconocido pero muy confortable…
Mi espalda y mis hombros se relajaban, se ensanchaban, mi cuello se soltaba y se alargaba, sentía las piernas y la cadera más sueltas y me podía mover con más ligereza y casi sin esfuerzo… Me sentía como flotando, como si me hubieran dado un masaje interior, más enraizado y sereno… Y lo más sorprendente fue que mi dolor, despues de unas sesiones, empezó a remitir…
¿Qué hacen los profesores?
Como he comentado yo ya había recibido masajes convencionales y otras técnicas, pero este tacto, este calor, esta sensación tan agradable que me hacía relajar tanto, no la había sentido nunca…
– ¿Qué haces con las manos?, le pregunté.
– Nada, respondió.
Lo miré con sorna… -Perdona, pero algo estás haciendo…
Él respondió – No, no hago… Deshago.
Me sorprendió y picó mi curiosidad…-¿Deshaces? ¿Qué deshaces?
Deshacer
-En nuestra cultura, añadir, sumar, poner energía en nuestras actividades, ser competitivo, está muy bien visto, hasta premiado. Si tienes que mejorar, debes sumar, debes emplear más energía, correr más, hacer más… Nadie te pide que “deshagas”, que quites, que sueltes el lastre que te sobra. La nuestra, es una filosofía basada en conseguir objetivos sin atender demasiado a los medios necesarios para conseguirlos… Más dirigida al final, al resultado, al “futuro” que orientada a los medios, al camino, al “ahora…”
Dicen que el pasado te lleva a la depresión, que el futuro te lleva a la ansiedad y el presente, el “ahora” te lleva a la paz…
Sin ser muy consciente de ello, creas tensiones que se manifiestan de muchas maneras: a veces con dolor, a veces porque adoptas malas posturas, a veces porque andas más irritado de lo normal, más cansado, más desconcentrado, estresado. Cuando esto ocurre, intuyes que algo anda mal, sin embargo y, aunque el cuerpo ya hace tiempo que te lo viene advirtiendo y, debido no saber interpretar bien sus señales, no lo sabes escuchar, aunque te lo esté diciendo o, incluso, “gritando”.
-Mis manos te ayudan a estar atento a ti, a la persona más importante del mundo, a tu “ahora”-, me dijo. -Te enseñan a aprender cómo escuchar y observar tu cuerpo, como redirigirlo para saber cuándo y cuando no, lo estás perjudicando… Aprendes a ayudarle a ti mismo, aprendes cómo estar mejor.
¿Aprender?
-Sí, la técnica Alexander es una herramienta pedagógica. Los profesionales de la T. Alexander somos profesores, no terapeutas. Esto es muy importante y se debe tener muy en cuenta. Lo que hacemos es enseñar a nuestros alumnos a tener una percepción más real de lo que hacen con su cuerpo, aprenden a notar cuando lo tensan, cuando lo relajan, cuando la energía fluye o está bloqueada… Es una herramienta pedagógica, pero con unos resultados terapéuticos incontestables.
“Conducir” el cuerpo…
Imagínate que el cuerpo es tu vehículo (evidentemente el cuerpo es mucho más, tiene sensaciones, sentimientos, está vivo, toma el ejemplo simplemente como un símil, por favor…) Los médicos, fisioterapeutas, masajistas, osteópatas, etc., serían los mecánicos del cuerpo, en cambio, los profesores de T. Alexander serían, más bien, los profesores de autoescuela.
Tienes un dolor, por ejemplo en las rodillas y vas a la consulta… El terapeuta hace un diagnóstico e intenta aliviarte el dolor…
El profesor de T. Alexander no intenta quitarte ningún síntoma, no hace diagnósticos, no intenta arreglar tu coche, no está preparado para ello, no es su área de trabajo. El profesor te enseña a conducir mejor tu vehículo. Te dice, por ejemplo: -Mira, estás conduciendo el coche a demasiada velocidad y al tomar las curvas las ruedas se desgastan en exceso y, además, estás conduciendo con el freno de mano puesto… No me extraña que las pastillas del freno y las ruedas estén tan gastadas y te “duelan…”
Este proceso de conocer mejor tu cuerpo, de aprender a tratarlo mejor, con más cariño, conduce a aliviar ese malestar provocado por el exceso de tensión y, a menudo, esos dolores, desaparecen… Aunque, repito, el propósito del profesor no sea “curar”, sino “educar”.
Cambio
Tenemos la capacidad de cambiar. Esto es lo más precioso que esta técnica nos descubre: La posibilidad de recuperar la soltura y coordinación perdidas y volver, conscientemente al camino de la salud para no perderlo nunca más.
Es un verdadero placer estar dentro de tu cuerpo y disfrutar de él, de verdad… Sólo tienes que conocerlo un poco mejor…
Autor: Xavier Ortiz
Más información: www.tecnicalexander.com
Asociación Española de Profesores de T. Alexander. APTAE
Wikipedia
Que gran verdad!
Y que descubrimiento reconocerse en tus clases!
Gracias por Ser y transmitir desde donde lo haces.
Gracias Xavier!
Me ha encantado la forma tan delicada, amorosa y clara
con que hablas de la técnica Alexander.
Me gusta el concepto de herramienta pedagógica.
Un saludo!
Doncs a educar amb les mans!!!
Que és més que regenerador!
Hola
Recomendable al 100X100
En mi caso con una espalda con hernias discales
lo noté desde la primera sesión.
Menos tensión, menos dolor, menos medicación.
Un mejor descanso.
La realidad es una mejora en el día a día.
No puede estar mejor descrito.
“Quin gust””… lo debí decir doscientas veces a lo largo de las sesiones.
Sin duda tus manos trasmiten todo esto.
Y no olvidar lo divertido que es descubrir a través de ti
todas las cosas que hace el cuerpo.
Gracias Xavier!