Preguntas y respuestas

¿Quien fue FM Alexander?

Frederick Mathias Alexander
Tasmania (Australia- 1869-1955)

F. M. -como cariñosamente se le denomina- era un actor que se especializó en dar recitales teatrales en solitario -disciplina muy popular en la década de los 80 en Australia-. Al cabo de unos años de actuar con cierto éxito empezó a tener problemas con su voz. Después de las actuaciones padecía de ronquera, una situación muy comprometida para cualquier actor, pero para un especialista en recitales en solitario desastrosa.

Visitó foniatras y médicos de la época, pero nunca obtuvo un remedio duradero. Finalmente, desesperado, cuando le ofrecieron actuar en un recital especialmente importante acudió una vez más a su médico. Éste le recomendó que no hablara en absoluto durante los quince días anteriores al recital. Era una manera de asegurar el reposo total de las cuerdas vocales tan dañadas por el esfuerzo por hablar. Así lo hizo. Cuando llegó la noche del recital, al principio todo fue muy bien, pero poco a poco la ronquera fue apareciendo y al final del recital se había quedado completamente sin voz.

Lejos de desanimarse, el problema le dio fuerzas para investigar qué le había pasado. Concluyó que si había estado dos semanas sin hablar «antes» del recital la causa de la ronquera podía estar solamente en algo que debía haber hecho con su voz «durante» el recital.

Con la ayuda de un espejo empezó a observar qué hacía a la hora de recitar. Se dio cuenta que antes incluso de empezar a hablar su cabeza tendía a irse hacia atrás provocando una gran tensión en los músculos del cuello, deprimía la laringe, el pecho se encorvaba hacia delante, tensionaba la espalda y hasta se ponía de puntillas…

En este punto llegó a la conclusión que cambiaría su vida: Lo que debía hacer era precisamente «dejar de hacer». Dejar de producir esas tensiones que le provocaban la pérdida de la voz y que afectaban no sólo a su aparato vocal sino a todo su cuerpo. Cuando conscientemente «dejaba de hacer», es decir, de interferir con el funcionamiento natural de su cuerpo, este recobraba su equilibrio, coordinación y libertad. Descubrió algo crucial: La indivisibilidad del cuerpo y de la mente.

Cuando volvió a los escenarios su presencia, su calidad de voz i de interpretación dejó anonadados a sus compañeros. Pronto su fama se extendió por toda Australia y, con la recomendación de un famoso médico de la época, se trasladó a Londres donde impartió sus lecciones a una larga lista de actores, médicos y gente de todo tipo que acudía a su consulta. Era conocido como «El hombre que respira» (The breathing man).

A los 75 padeció un derrame cerebral que le paralizó medio cuerpo. Se pensó que su fin estaba ya próximo. Al cabo de año y medio, «sorprendentemente» esta condición era prácticamente inapreciable. Había recuperado la movilidad de su cuerpo y la lucidez de sus ideas. Siguió dando lecciones hasta dos semanas antes de morir, cuando contaba ya con 86 años.

Un hombre adelantado a su tiempo.
Frederick Mathias Alexander descubrió algo que fue tan grande, que excedió su conocimiento. Se adelantó a su tiempo. Descubrió que los seres humanos tenemos la capacidad de cambiar y rectificar nuestros propios hábitos. Descubrió la manera de cambiar la manera de guiar el cuerpo hacia la salud, aprendiendo simplemente a observar su comportamiento, lo que él denominó “el uso de sí mismo”.

Todos damos hoy por sentado que cualquier pensamiento, sentimiento o sensación, tiene una relación directa con la musculatura. Si tenemos un disgusto, el cuerpo se encoge o, si, por el contrario, tenemos una alegría el cuerpo se expande. La mente y el cuerpo son una unidad, uno afecta siempre al otro; las enfermedades psico-somáticas están aceptadas…, Pero en el año 1900 esto era totalmente inconcebible.

Esto es lo Alexander descubrió y fue la base de su técnica. Descubrió que las señales nerviosas que mueven la musculatura son generadas desde el cerebro mediante pensamientos, ideas o imágenes. Es lo que él denominó unidad “psicofísica”.  Por esa razón, el ser humano puede ser capaz de cambiar los hábitos inconscientes que le perjudican, por otros, conscientes, que lo guíen hacia la salud y el bienestar.

Esto dio un enfoque completamente diferente a la manera de observar tanto las enfermedades físicas como emocionales y sentó las bases de la fisiología y la psicología modernas.

¿Qué es la Técnica Alexander?

La Técnica Alexander es un método práctico desarrollado por FM Alexander (1869-1955) que ayuda a utilizar el cuerpo con más soltura y menos rigidez. Se puede aplicar en las actividades de la vida diaria, en casa, en la escuela en el trabajo, en el deporte, etc. Los alumnos aprenden a reducir las tensiones excesivas y mejoran la coordinación, la fluidez en el movimiento, el equilibrio y la respiración.

En qué se basa
Está basada en el principio de que cada uno de nosotros funcionamos como un todo. El profesor enseña cómo aprender conscientemente a prevenir los hábitos que nos perjudican (por ejemplo: excesiva tensión muscular y esfuerzo a la hora de realizar nuestra actividad diaria). Puesto que estas tensiones o «agarrotamientos» se producen repetidamente a lo largo de nuestra vida, poco a poco los vamos incorporando y se convierten en parte de ella, los hacemos inconscientemente; es decir: nos perjudicamos sin que nos demos cuenta.

Hacemos de más
El trabajo se basa en detectar exactamente qué es lo que nosotros estamos «haciendo de más» para empezar el proceso de «dejar de hacerlo«. (Por ejemplo: En el caso de dolor de espalda, cervicales o afonía, se observa detenidamente dónde se producen las tensiones que originan la disfunción (muchas veces las sobretensiones no se dan solamente en un lugar concreto, (en este caso en el cuello, lengua o labios) sino que también se producen en todo el resto del cuerpo). Se hace descubrir al alumno cómo él interviene en la disfunción (se le hace consciente de ello) y, poco a poco, se inicia el proceso de «dejar de hacer» esas tensiones excesivas que interfieren en el mecanismo del habla para que paulatinamente ésta se vaya normalizando.

Mejora global
En cualquier caso, sea cual sea el problema o la patología el proceso es siempre el mismo: Mejora del «uso» general de la persona para que los «síntomas particulares» tiendan a desaparecer.»

¿En qué me puede ayudar?

La Técnica Alexander puede ser de ayuda en infinidad de facetas, tantas como personas hay. No se basa en tratar una dolencia específica, pero a través del proceso de aprender como cambiar los hábitos que nos perjudican los beneficios terapéuticos son considerables.

Dolor
Mucha gente acude a un profesor de Técnica Alexander por problemas físicos: Dolor de espalda, cervicales, escoliosis, tartamudez, afonía o desordenes en la respiración, sólo por nombrar unos pocos; pero otras personas acuden por simple curiosidad, para descubrir algo de ellos mismos en un deseo de desarrollo personal.

Mejora del rendimiento
Se imparte regularmente en Escuelas de teatro y conservatorios de música en todo el mundo y se considera esencial en el aprendizaje de las artes escénicas y a la hora de hacer presentaciones en público. En deporte se utiliza para aprender a tener mayor conciencia de lo que se denomina «reposo en actividad» y las mujeres embarazadas la usan como ayuda a asimilar los cambios que se producen durante el embarazo.

Empresa
La mayoría de las personas presentan problemas de dolor de espalda en algún momento de sus vidas. Las estadísticas indican que afectan entre el 15-20% de la población. Entre las personas en edad de trabajar, el 80% admite padecer o haber padecido molestias de espalda alguna vez.  Los síntomas de espalda cuello y cefaleas son, de hecho, las causas más frecuentes de baja laboral en las personas en edad de trabajar.

Costes Laborales
Una segunda razón a considerar es el coste. La evidencia indica que los costes económicos y sociales son cuantiosos. Los problemas de espalda constituyen la segunda razón más común de las visitas de los pacientes al médico de atención primaria. Más aún; aunque los costes médicos son elevados, la pérdida de tiempo de trabajo, así como el dinero pagado por discapacidad laboral puede suponer hasta tres veces el coste del tratamiento médico.

Resultados documentados
El éxito de la Técnica Alexander está perfectamente documentado y ha sido motivo de diversos estudios científicos que avalan su efectividad.

La Técnica Alexander fue incluida como tratamiento en la seguridad social británica (NHS) en 1996 y numerosas compañías de seguros del Reino Unido la han aceptado como tratamiento contra el dolor. (WPA, Allied Dunbar, Prime Health, Norwich Union)

¿Qué ocurre en una clase?

Clases Individuales
Aunque ocasionalmente se pueden dar cursillos de introducción para grupos las clases de la Técnica Alexander. se imparten individualmente. La duración es de 45 minutos aproximadamente y no es necesario vestir ropa especial. No obstante la STAT (Asociación de Profesores de la Técnica Alexander) recomienda un mínimo de 20 a 30 clases para poder adquirir un control efectivo sobre el nuevo funcionamiento del cuerpo.

¿Qué hace el profesor?
Durante una lección el profesor trabaja guiando el movimiento del alumno muy suavemente con sus manos al tiempo que da algunas instrucciones verbales. De esta forma facilita que el alumno adquiera una nueva y fiable conciencia corporal -Kinestesia- y sea capaz de detectar y reducir las tensiones y malos hábitos que interfieren en su mecanismo corporal. Poco a poco y con movimientos muy suaves el profesor facilita que el alumno aplique los principios de la Técnica Alexander en la actividad cotidiana: Sentarse, levantarse, andar, coger o cargar cualquier objeto etc., poniendo siempre el acento en la reducción del esfuerzo en cada una de las actividades.

Bienestar después de la sesión
Después de las sesiones los alumnos expresan sus sensaciones con frases como: “Noto que no peso…” “Me es más fácil moverme…” “Me siento como si estuviera más enraizado en la tierra, como si me hubieran dado un masaje interior…”  En general todos se expresan en términos de calma, comodidad y bienestar.

Quien acude a las clases

Reconocida en las instituciones
La Técnica Alexander fue incluida como tratamiento en la seguridad social Inglesa (NHS) en 1996 y numerosas compañías de seguros del Reino Unido la han aceptado como tratamiento contra el dolor. (WPA, Allied Dunbar, Prime Health, Norwich Union, etc.)

Gran espectro de usuarios
En un principio eran actores, músicos y artistas en general los que llenaban el despacho de F. M. Alexander. No obstante, el efecto de esta técnica en el organismo es tan amplio que se podría decir que todo aquel que tiene «cuerpo» puede beneficiarse de ella, tanto si se sufre dolor, como si simplemente se quiere mejorar el control de uno mismo, o como medio de exploración personal.

Podríamos destacar que en la actualidad se diferencian tres grandes grupos de personas que acuden a las clases:

Quien siente malestar
Personas que sufren dolores o afecciones derivados de la excesiva tensión: dolores de espalda, cervicales, ciática, lumbago, codo de tenista, o hernias discales. Problemas de locomoción, circulación, asma, migrañas, restriñimiento, tartamudez, etc. También reciben clases personas que padecen alteraciones en el carácter: ansiedad, inseguridad, depresión o baja autoestima. Muy a menudo acuden a las clases pacientes derivados de fisio o psicoterapeutas que reciben lecciones como complemento a su terapia.

Quien quiere mejorar una habilidad concreta
Actores, modelos, cantantes, músicos, bailarines, deportistas, jinetes, políticos o conferenciantes que precisan de un control ajustado de su cuerpo para poder ejercer con el máximo rendimiento su actividad, sin que se vean frenados por el exceso de tensión y falta de control y fluidez tanto mental como física.

Quien busca una transformación personal
Con el reciente auge de la psicología humanista y la difusión cada vez mayor de las filosofías orientales se ha producido un cambio acerca de la idea de la indivisibilidad cuerpo-mente y del enfoque que esto representa con respecto al concepto que se tenia tradicionalmente. La Técnica Alexander brinda las herramientas necesarias para adentrarse en ese conocimiento personal por lo que es un instrumento fundamental para los que buscan una transformación hacia el bienestar y la salud.

Qué no es la Técnica Alexander

Extracto de On categorazing the Alexander Technique
Por: Walter Carrington

El público en general conoce poco sobre la Técnica Alexander e inevitablemente la clasifica como una forma de terapia alternativa, cosa que no es. Es muy importante que tengamos una idea clara sobre dónde está la Técnica en relación con otras disciplinas, pues la confusión puede acarrear consecuencias poco deseables

Si alguien acude a un profesor de Técnica Alexander con la impresión de que va a encontrar alguna clase de terapeuta o sanador, seguramente sus expectativas no serán satisfechas. No sólo esto; incluso es posible que culpe al profesor de no hacer lo esperado y del fracaso del tratamiento. El profesor de Técnica Alexander no espera «curar» a nadie (sea lo que sea lo que el alumno entienda por curar). Así que éste se verá desilusionado si el profesor «falla». No sólo eso, sino que si sus síntomas y problemas persisten o incluso aumentan será culpa del profesor. Le acusará de haberle hecho daño y esto pone al profesor en una difícil situación. Y todo esto por la falta de claridad sobre la naturaleza y los objetivos del trabajo.

Nuestro trabajo se asienta en el campo de la educación para la salud; no somos terapeutas, somos «profesores especializados». Alexander hizo descubrimientos y observaciones únicas sobre la salud y el bienestar del individuo y desarrolló una técnica práctica para llevarlos a efecto.

Cuando Alexander tuvo que afrontar sus problemas vocales, quiso encontrar la causa, y lo que halló fue que era la manera en que usaba su voz lo que bloqueaba el funcionamiento de su mecanismo vocal. Específicamente encontró que cuando iba a hablar interfería con el funcionamiento de sus mecanismos posturales: su estatura disminuía, su cuello se contraía, su cabeza se iba hacia atrás y además comprimía la laringe. Toda la tensión creada por esta forma de «usarse», de hacer determinadas cosas, extenuaba su mecanismo vocal, ocasionándole ronquera e incluso pérdida de la voz. Descubrió que era su manera de usarse lo que ocasionaba el problema. Fue a partir de la observación y el reconocimiento de este «mal uso» o «mala utilización» de sí mismo donde encontró el camino hacia la solución. No es que Alexander tuviera mayor capacidad de diagnosis que los médicos a los que consultó, simplemente ellos no hicieron esta crucial observación, porque no eran conscientes de cómo se usaban y cómo esto afectaba su propio funcionamiento.

Los profesores de Técnica Alexander no están preparados para hacer diagnósticos médicos, pero sí están preparados para observar. Particularmente para observar la influencia del uso sobre el funcionamiento de los mecanismos posturales y de la respiración. Ellos pueden decir cuando una persona está disminuyendo su estatura o aumentándola y pueden ayudar a cambiar las reacciones habituales asociadas a este uso. Cuando trabajan con un alumno, pueden percibir inmediatamente en qué forma la persona hace uso de sí misma. Lo que es más difícil es estar seguro de las consecuencias que este mal uso acarrea. A menudo es imposible decir con toda seguridad que un determinado dolor o síntoma es debido a una particular manera de usarse. Alexander tenía una enorme experiencia y capacidad de observación a la que recurrir y era muy bueno en esto. Pero claro, el uso es un elemento más en el proceso total de diagnóstico. El médico necesita tener un conocimiento exhaustivo de la patología, de la naturaleza de la enfermedad en todos sus diferentes aspectos y manifestaciones. Debe tener en cuenta muchos factores para poder llegar a tener un cuadro total de causa y efecto. En cualquier caso, el uso es una parte importante en este cuadro.

No porque ésta sea nuestra especialidad o porque tengamos algún conocimiento y experiencia de la influencia del uso debemos imaginarnos que somos más aptos que un médico a la hora de diagnosticar cuál es el problema de una persona. Pero sí tenemos algo que ofrecer y compartir, algo que debería incluirse en el currículum de un médico. Esperamos que a medida que pase el tiempo, más y más médicos incluirán en sus estudios lo que Alexander descubrió y demostró. Esto es en lo que estamos trabajando. De ninguna manera queremos que se nos clasifique como terapeutas alternativos o sanadores. Tenemos un trabajo muy preciso que hacer enseñando la Técnica. No es una tarea fácil. Es algo altamente especializado, y por esto nos preparamos durante tres años como profesores cualificados.

No sería realista esperar que un médico de cabecera diera lecciones de Técnica Alexander. No tendría tiempo para ello y tiene otras cosas que hacer.

Hoy se habla mucho de medicina alternativa y existe la impresión de que hay muchas maneras en que una persona puede ser tratada y curada, y que los terapeutas alternativos conocen mucho más acerca del proceso de vivir que los médicos convencionales, y que por lo tanto no necesitamos un médico… Como profesores de Técnica Alexander, nos haríamos un flaco favor si permitiéramos ser clasificados como terapeutas o sanadores y no dejáramos bien claro que no somos nada de esto.


Es verdad que en el proceso de enseñanza usamos nuestras manos -en el sentido literal de la palabra- pero no debemos ser calificados como terapeutas. Nuestro propósito al usar las manos es inicialmente detectar qué es lo que le pasa al alumno. Las utilizamos como una ayuda más a la observación de su forma de usarse para poder determinar si hay excesiva o insuficiente tensión muscular, si las articulaciones están bloqueadas o libres o si el alumno está acortando su estatura. Finalmente, las usamos para transmitir las experiencias sensoriales y las instrucciones (o direcciones) que se requieren, al tiempo que explicamos el sentido de las palabras que usamos durante la clase.

Así, tal como hemos argumentado al principio, sería un error que nuestro trabajo fuera interpretado como una terapia alternativa o una técnica manipuladora. Se debería considerar como un método educativo; un proceso que conlleva al mismo tiempo una reeducación física y mental y cuyo objetivo final es la enseñanza de una técnica práctica sobre cómo ayudarse a sí mismo. Y esto, ciertamente, marca un nuevo enfoque en el campo de la educación física.

W.Carrington fue alumno directo de F.M. Alexander y se cualificó como profesor en 1939. Desde la muerte de F.M. Alexander en 1955 está a cargo de la escuela de formación de profesores de la T.A. «The Constructive Teaching Centre» en Londres.

Lo que los entendidos han dicho

La técnica de Alexander ha ayudado a miles de personas de todos los sectores de la sociedad.

El actor Paul Newman, el director de orquesta Colin Davis y los escritores John Dewey y Aldous Huxley han hablado de los beneficios mentales y físicos que ha supuesto para ellos la Técnica Alexander. También la usaba Sting para relajarse antes de un concierto; Barry Tuckwell virtuoso de la trompa francesa, para controlar mejor su cuerpo en las actuaciones; y Howard Paine, para conseguir el récord de lanzamiento de martillo de la Commonwealth.

Aquí, según sus propias palabras, se transcribe lo que han dicho algunos de ellos.

F. M. ALEXANDER:
«Todo hombre, mujer o niño tiene la posibilidad de alcanzar la perfección física. Corresponde a cada uno de nosotros alcanzarla mediante la comprensión y el esfuerzo personal.»

W. H. M. CARRINGTON, profesor de Técnica Alexander:
«La postura erguida del hombre es una consecución única… Un equilibrio de lo más delicado, una ecuación de fuerzas producida por la interacción de los mecanismos sensorial y motor mediante el cual desaparece todo esfuerzo muscular. La clave de toda la actuación radica en esta reducción del esfuerzo.»

NIKOLAAS TIMBERGEN, premio Novel de Medicina 1973
«Aprendiendo a usar la musculatura de una manera diferente podemos solucionar muchos de los problemas de movilidad y hasta algunas dolencias tanto físicas como mentales.»

Sir CHARLES SHERRINGTON, premio Nobel de Fisiología y Medicina:
«El señor Alexander ha prestado un gran servicio al estudio del hombre al relacionar insistentemente cada acto aislado con el individuo integrado y completo, el hombre psicofísico en su totalidad. Dar un paso no es solamente cuestión de utilizar una u otra extremidad, sino que depende de la actividad neuromuscular total de ese momento, lo que incluye tanto la cabeza como el cuello.»

Dr. BENT OSTERGAARD, cardiólogo, Hospital de la Universidad de Aarhus, Dinamarca:
«La Técnica Alexander es una alternativa realista a los betabloqueantes en el control de la presión arterial alta inducida por el estrés.»

BRITISH MEDICAL JOURNAL:
«El trabajo realizado por el Sr. Alexander es de una importancia capital en nuestro trabajo y debería estar incluido el los programas de estudios de las facultades de medicina.»

RAYMOND DART, descubridor del primer eslabón perdido entre el hombre y su ancestro simio, el Australopithecus:
«Los aparatos electrónicos (de electromiografía y electroencefalografía) han confirmado las ideas expuestas por Alexander y han dado credibilidad a la técnica que descubrió a finales del siglo XIX para enseñar a los adultos a tomar conciencia del mal uso que hacían de su cuerpo, a eliminar los handicaps y a conseguir de ese modo un mejor manejo de los mismos (es decir, un aumento de habilidad), tanto física como mentalmente.»

GEORGE E. COGHILLanatomista y fisiólogo:
«El método del señor Alexander aborda al individuo como un todo, como un agente autorrevitalizador. Recondiciona y reeduca los mecanismos reflejos y pone sus hábitos en relación normal con el funcionamiento general del organismo concebido como un todo. Considero que este método es plenamente científico y educativamente sólido.»

EDWARD MAISELdirector del Instituto Americano de Investigación de Educación Física:
«Da una flexibilidad general y una facilidad de movimiento, una mayor libertad de acción de los ojos, menos tensión en las mandíbulas, más relajación en la lengua y en la garganta, así como una respiración más profunda. También produce una sensación de ligereza y una disminución del esfuerzo que antes se creía necesario para mover las extremidades. El movimiento se vuelve libre y natural, deja de ser espasmódico y tenso.»

GEORGE BERNARD SHAWdramaturgo:
«Alexander no sólo estableció los principios de una ciencia de largo alcance sobre los movimientos aparentemente involuntarios que llamamos reflejos, sino que la definió como una técnica de corrección y de autocontrol. Lo que significa una contribución sustancial a nuestros escasos recursos en materia de educación personal.»

JOHN DEWEYfilósofo:
«En el estado actual del mundo, es evidente que el control que hemos conseguido sobre las energías físicas como el calor, la luz, la electricidad, etc. es algo peligroso por no haber asegurado primero el control sobre nosotros mismos. Si se puede desarrollar una técnica que capacite a los individuos para asegurar el manejo realmente correcto de sí mismos, el factor del que depende el uso final de todas las formas de energía quedaría bajo control. Y el señor Alexander ha sido quien ha desarrollado esta técnica.»

ALDOUS HUXLEY escritor:
«La T.A. proporciona todo lo que buscamos en un sistema de educación física: Alivia la tensión debida a desajustes corporales y consecuentemente mejora la salud física y mental.»

FRANK PIERCE JONES, autor de Body Awareness in Action: A Study of the Alexander Technique (Conciencia corporal en acción: un estudio de la Técnica Alexander):
«La Técnica Alexander no enseña a «hacer» nada. Enseña a aplicar mayor inteligencia práctica en lo que uno ya está haciendo: cómo eliminar respuestas estereotipadas, cómo enfrentarse al hábito para cambiarlo. Le deja a uno libre de elegir su propio objetivo y le ofrece un mejor manejo de sí mismo mientras se consigue llegar a la meta… Abre la puerta a un área poco conocida situada entre el estímulo y la respuesta, y da el conocimiento necesario para cambiar su respuesta… o, si se quiere, para no darla en absoluto.»

GOUGH MATHIEWSdirector del Royal Colege of Music.
Recomiendo sin paliativos la práctica de la Técnica Alexander a todos los músicos. Se ha demostrado que es un buen catalizador para desarrollar la coordinación cuerpo-mente, cosa esencial para la buena interpretación de cualquier instrumento.

JOHN CLEESEactor y director:
«Encuentro muy útil para mi trabajo la Técnica Alexander. Las cosas ocurren sin esfuerzo. Llegan a ser naturales y relajadas. Le recomiendo que busque un profesor de Alexander para que se la enseñe.»

DANIEL PEVSNER, miembro de la Sociedad Británica de Hípica:
«La Técnica Alexander me resolvió un problema de espalda que arrastraba desde hacía tiempo, mejoré mi posición a caballo y mi habilidad hípica. Los jinetes que aprenden esta técnica siempre presentan mejoras significativas en su equitacíón.»

PAUL COLLINS, campeón de Canadá del Maratón 1949-52, poseedor del récord mundial de veteranos en 10 carreras desde la de 200 kilómetros hasta la de Los 6 días:
«Gracias a la Técnica Alexander me pude rehabilitar y puede volver a correr después de 25 años de incapacidad por culpa de las lesiones, hasta el punto que fui capaz de obtener diez récords mundiales para veteranos en 1982.»

TONY BUZAN, inventor de Mind Maps, autor de Use Your Head (Use la cabeza) y The Evolving Brain (El cerebro en evolución):
«La Técnica Alexander transformó mi vida. Es el resultado de un genio reconocido. Se la recomiendo a todo el mundo.»

¿Cúanto dura una clase?

Depende de los profesores. La duración acostumbra a ser de 30 a 45 minutos por clase y el horario se suele convenir con el alumno. Simplemente es cuestión de abrir la agenda, encontrar hueco y quedar.

¿Necesito llevar ropa especial?

No. Se trata de poder aplicar los principios de la TA en la vida diaria. Lo mejor es que acudas a la clase con tu ropa habitual (las mujeres es preferible que vengáis con pantalones para poder tenderos en la camilla sin problemas). Lo que te pedirán la mayoría de profesores es que estés descalzo, nada más.

¿Cúantas clases son necesarias?

La Asociación de Profesores de Técnica Alexander (STAT) recomienda un mínimo de 20 a 30 clases para poder adquirir un control efectivo sobre el cuerpo, pero como todo… Es relativo. Depende de lo que quieras conseguir. Es como aprender a tocar un instrumento. Si sólo quieres aprender una o dos canciones necesitarás unas pocas clases, pero si quieres tocar toda una sinfonía requerirás bastantes más. Repito lo normal son 20 o 30, pero cada caso es distinto.

¿Puedo hacer algún ejercicio en casa?

Si tratases de hacer un ejercicio emplearías tu cuerpo como es habitual en ti. Y como lo que se persigue es cambiar tu manera habitual de usar tu cuerpo, cualquier ejercicio supondría un nuevo error… Así que no se pueden hacer ejercicios en casa, usarás tu patrón de movimiento, el mismo que te ha llevado a moverte erroneamente. De manera que nunca podrás cambiar nada, porque seguirás utilizando las herramientas que conoces, y se trata de cambiar esas herramientas…
Sin embargo sí hay algo que puedes hacer. Se trata de «dedicarte» un cuarto de hora al día a ti, la persona más importante del mundo:

Túmbate boca arriba en una superficie firme, mejor sobre una alfombra, con las rodillas dobladas de manera que los pies reposen tan cerca del cuerpo como te resulte cómodo. Los pies deberán estar lo suficientemente separados para permitir que las piernas se puedan balancear con el mínimo esfuerzo (más o menos el ancho de los hombros). Las rodillas, ni muy separadas ni completamente juntas, pero señalando hacia el techo.

Sitúa algunos libros de pasta blanda debajo de la cabeza, de manera que sean la base para apoyar la zona occipital. Los libros no deberían estar en contacto con el cuello. La altura de la pila varía según cada persona, y puede incluso variar para la misma persona en momentos distintos. Depende de muchos factores como la longitud del cuello, el tamaño de la cabeza o la curvatura de la columna vertebral. Si pones pocos libros, tu cabeza se inclinará hacia atrás (con la barbilla más alta que la frente) y será difícil conseguir relajación muscular a lo largo del cuello. Si la pila es demasiado alta, la barbilla te presionará la garganta de manera incómoda. La altura óptima está entre estos dos extremos. Los brazos deben estar apoyados sobre los codos y las palmas de las manos sobre el abdomen.

Puntos sobre los que debe recaer el peso.
Lo ideal sería que el peso estuviera distribuido entre los siguientes puntos:
En los pies: entre el talón y las almohadillas de la base de los dedos gordo y meñique.
En la cadera: en el arco trasero de la pelvis, un poco por debajo de la cintura.
En los omóplatos (los huesos planos de la parte trasera de los hombros).

Autodirigirse

Ahora estás preparado para prestar atención a la acción de dirigirte a ti mismo.

1.- Los músculos del cuello tienen que estar relajados de manera que la cabeza tienda a desprenderse del cuerpo en una dirección que podría describirse como «hacia delante y hacia fuera» (mira las flechas en la imagen). El elemento «hacia delante» es necesario porque los músculos más fuertes, y con más frecuencia excesivamente contraídos del cuello, son los que tiran de la parte posterior de la cabeza.

2.- Esta dirección de la cabeza servirá para iniciar el relajamiento y para alargar la columna vertebral completa. A medida que la columna se vaya alargando, la espalda irá teniendo mayor contacto con el suelo de una manera natural, con la consiguiente impresión de que se expande.

3.- Las rodillas deben dirigirse hacia el techo, lo que significa una relajación y un alargamiento del muslo, desde la cadera hasta la rodilla, y una relajación y un alargamiento similar de los músculos que van del tobillo a la rodilla (mira las flechas en la imagen).

En resumen, relaja el cuello para que la cabeza se mueva por sí sola en dirección contraria a la posición del resto del cuerpo (hacia delante y hacia fuera) para que la espalda se alargue y ensanche, y para que las rodillas señalen hacia el techo.

¿Con qué asiduidad debo asistir a las clases?

Estamos combatiendo hábitos que hace mucho tiempo que tenemos, así que lo ideal sería al principio cuantas más mejor. Después se pueden ir espaciando. Dos por semana es un buen comienzo, porque los cambios son mucho más evidentes. Si no es posible se recomienda acudir como «mínimo» una vez por semana.

¿Puedo aprender sin profesor?

Me temo que no…
Aprender la Técnica Alexander implica aprender a percibir mejor nuestro cuerpo y usarlo mejor, con más eficacia y soltura. Se trata de cambiar paulatinamente los patrones de movimiento del organismo. Desgraciadamente no podemos variar esos patrones por nosotros mismos, puesto que están tan enraizados que ya no los notamos. Por eso se hace imprescindible el profesor, para poder aprender a percibir mejor qué es lo que estamos haciendo con nosotros mismos: si nos movemos con soltura o nos bloqueamos, si restringimos nuestra respiración o dejamos que sea fluida y dinámica, cómo y dónde nos tensamos… Estamos tan acostumbrados a hacer todo eso sin parar atención, que aunque estemos bloqueados no lo notamos. Por eso necesitamos al profesor, para tener un espejo fiable que nos indique cuándo y cuando no hacemos un uso correcto de nuestro cuerpo. Los alumnos salen con sensaciones diversas. «Es como si me hubieran dado un masaje interior», o «me siento más liviano, como flotando, como si me hubieran puesto aceite en las articulaciones», o «me siento más en contacto con la tierra». En cualquier caso la sensación de bienestar es muy agradable y normalmente dan ganas de repetir….

¿Puedo aprender realizando un cursillo en grupo?

Sí… ¡Pero no!
Dada la naturaleza de la Técnica Alexander me temo que sólo se puede estudiar recibiendo lecciones individuales. Las clases en grupo son básicamente informativas, puesto que se trata de aprender cómo usar tu cuerpo de la manera más eficiente, distendida y equilibrada posible. Son enriquecedoras en el sentido de que puedes ver cómo tus compañeros cambian su manera de moverse, ver en los demás patrones y hábitos que ellos no perciben y darte cuenta de que a ti también te puede pasar, y así intercambiar experiencias. Pero para que aprendas realmente es necesario que el profesor ponga sus manos en tu espalda y en tu cuello. Él está entrenado para detectar las tensiones que interfieren en tu organismo y puede transmitírtelo. De esta manera puedes ver como se comporta tu cuerpo para empezar a comunicarte mejor con él. Es imprescindible que el profesor trabaje con cada alumno individualmente. Me temo que una disciplina de estas características no se podría aplicar a la vida diaria si las lecciones no fueran personales (e intransferibles). Creo que las sensaciones y los pensamientos son individuales y la experiencia que te dan las clases sólo la puede notar uno mismo…

¿Qué debo hacer para formarme como profesor?

La formación se desarrolla durante tres años (1.600 horas como mínimo) y cada trimestre (enero, abril y septiembre) se gradúan y admiten estudiantes. Es cuestión de conectar con una escuela de formación y ver que es lo que te interesa más.

Existen escuelas en Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania, Suiza, Israel, EE.UU. y Australia. En Inglaterra hay muchísimos centros de formación de profesores, puedes ir a la Web de STAT (Asociación de Profesores de Técnica Alexander en Inglaterra) y elegir un centro.

También puedes ir a la Web de la asociación en USA y elegir allí.

En España existen dos Escuelas de formación de profesores aprobadas por la asociación de profesores APTAE, una en Madrid la otra en Terrassa (Barcelona).

Centro de Enseñanza Constructiva (Madrid)
Marta Barón
C/General Moscardó, 5, 6º F
28020 Madrid
Teléfono: 635 980 744
Email: info@tecnicalexander.org​
http://www.tecnicalexander.org/

Técnica Alexander Terrassa (Barcelona)
Emi Argemí y Stuart Gutman
C/ Sant Isidre 80
08221 Terrassa
Tel: +34 783 75 23
Web: Tècnica Alexander en Terrassa
Email: info@tatbcn.eu

En cualquier caso deberás haber recibido un mínimo de 20 o 30 clases particulares y hacer una visita al centro que elijas para que te puedan seleccionar como alumn@. .

Es difícil aconsejarte sobre qué escuela de formación es la mejor. Depende de qué profesor te haya dado lecciones (tendemos a recomendar la escuela donde nos formamos, aunque hay escuelas con mucho prestigio).

Yo me formé en Londres, en The Constructive Teaching Centre. El director en esa época era Walter Carrington, que fue alumno directo de FM Alexander y tomó el relevo de su escuela cuando éste murió en 1955.